La política clásicamente se circunscribe a la actividad de quiénes rigen o pretenden regir los asuntos públicos o la del ciudadano que interviene en asuntos públicos, ya sea con su voto, o de cualquier otra forma de participación. Más allá de lo expresado con antelación, seguramente se continúa sin entender cómo funciona la política en la vida real y cuál es la praxis cotidiana. Suele suceder que muchas veces no se entiende la política como concepto general menos aún el concepto de política de anclaje territorial.
En la realidad hay tres factores fundamentales, que a la hora de analizar la política estrictamente territorial y lograr su comprensión es primordial deconstruirla en estos elementos: El poder político, la programación y la suma cero.
Partiendo de estos tres factores se visualiza que el poder en la política de anclaje territorial -cuando se menciona territorial se hace referencia a la unidad mínima de distribución administrativa del Estado siendo el ejemplo más simple el municipio- es el que se transmite a una serie de personas o colectivos a los que se les ha de conferir la capacidad de organizarse. Esto desde una mirada plana y sencilla; el poder político es muy complejo de definir, pero a modo de metáfora se puede decir que es como el cubo de Rubik que tiene diferentes caras con colores que se combinan para llegar a una conclusión.
Es bueno aclarar que la mirada es del afuera (militancia/organización/intendencia) Primero tendríamos el poder orgánico institucionalizado traducido en el Poder de Ejecución Externo, es decir las decisiones y acciones que una persona, llámese Intendente, o un colectivo, pueden tomar en un territorio determinado estando en el gobierno, en segundo lugar tendríamos el Poder de Ejecución Interno, que son las decisiones o acciones que una persona o un colectivo pueden tomar desde su propio partido u organización política, y en tercer lugar tendríamos al Poder Mediático, como cabecera de playa, entendido como un grupo de personas o una persona en particular que pueda atraer a los medios de comunicación, de darles información en "off" -radio pasillo-, o hacer declaraciones públicas. Por último tendríamos lo que puede denominarse como Poder Social, que básicamente es la capacidad política que se tiene a partir de una agenda de contactos determinada, porque las relaciones informales que existen fuera del ámbito de la política a simple vista pareciese no tener influencia pero resulta todo lo contrario. La verdad es que estos factores no sólo no están separados entre sí sino que además se entrelazan, por ejemplo un ex-intendente ya no tiene el poder ejecutivo pero sus ideas pueden tener una enorme influencia dentro de ciertos sectores del partido u organización política y esa influencia genera que muchas personas dentro del partido político luego las trasladen desde la oposición o el gobernante al Concejo Deliberante, al mismo tiempo también podríamos decir que ese ex-intendente tiene un enorme poder por sus relaciones con los medios de comunicación que están pendientes de cada declaración que hace y al estar fuera de la política institucional podríamos decir que el Poder Social que pueda conservar no sería mucho porque ya no participa en la política institucional.
¿Pero verdaderamente no participa en política aunque no esté en el cargo institucional? ¿El hecho de que siga dentro de la organización política y que sea entrevistado y lo escuchen o lean los que viven en ese pueblo hace qué cambie su influencia, su Poder Social, su Poder Político, su Poder Ejecutivo Interno/Externo? Lo claro es que el Poder Político, entonces no solo es un cubo que tiene sus caras separadas entre sí, sino que también es un círculo, un círculo con límites difusos donde las diferentes especies y espacios de poder se conjugan, se suman y se restan entre sí.
Por ahora, alcanza con que se comprendan los aspectos más básicos, porque más allá de los diferentes tipos de poder que existen dentro de la política hay que tener en cuenta el segundo factor enunciado con anterioridad, la programación, es decir lo estratégico, que siempre persigue un objetivo que se plasma en concreto y para llegar a esa meta se toman una serie de acciones materiales con el fin de alcanzar la finalidad pensada, ideada y perseguida.
A esa serie de acciones se las denomina "táctica", que se deben engarzar a la estrategia más básica que existe en política y es la política de supervivencia, que es nada más y nada menos que evitar perder el poder político del que dispone una persona u organización política. Por ejemplo, en las últimas elecciones muchos municipios peronistas perdieron una cantidad importante de votos, para garantizar la supervivencia política del partido, varias voces internas comenzaron a pedir que haya un cambio de los responsables políticos, llámese funcionario de primera y segunda línea o quienes resultaban responsables de la campaña electoral.
Estas estrategias se orientan a recuperar el prestigio y el lugar que se tenía antes del acto eleccionario, porque más allá de la supervivencia, el principal objetivo de la estrategia política, es conseguir más poder y control, porque precisamente en política conseguir y controlar poder es la forma más sencilla de garantizar la supervivencia política en términos individuales como así también en términos colectivos. Todo este conjunto de tácticas y estrategias siempre se encierran dentro de un mismo concepto, la teoría de juegos, porque en último término la política es un juego de poder de suma cero.
En la teoría de juegos se utilizan modelos para estudiar, cómo funcionan los ambientes donde existen ganancias y pérdidas, si bien existen otros modelos de juegos, en política solo existe un solo juego, el juego de suma cero y básicamente lo que este modelo viene a decir es que si juntamos las ganancias de un participante o de varios participantes el resultado es que la ganancia de uno es la pérdida del otro.
La abstención
también se debe tener en cuenta porque en el análisis hay que mensurar a que
espacio político corresponden esos electores, por ello los resultados podrían
ser bien diferentes. Otra de las
bases de la política es que no existe política sin enemigos aunque al efecto de
éste artículo importa comprender los tres factores arriba referenciados: poder político, táctica y
estrategia, y la suma cero.
De forma breve
y muy sintética hay que comprender que el territorialismo es crucial en cuanto
herramienta necesaria para estar, por las condiciones materiales de vida de los
habitantes, más cerca del vecino y vecina; la política local se ha hecho
siempre, pero el municipalismo abarca mucho más allá de la propia institución
porque la política municipal no solo la hacen sus representantes públicos desde
la institución, sino que la hacemos cada día en nuestra cotidianidad, se hace
con el vecino que habita la localidad organizándolos, se hace con la educación
pública, entonces desborda el ámbito municipal ya que tiene una traslación a un
ámbito mayor derivadas por ejemplo a las asociaciones de vecinos o sociedades
de fomento, que tratan de incidir en la política que se hace y que se lleva a
cabo en su calle o en el barrio.
Es típica la
sinergia entre aquellos vecinos que están en una institución y fuera de la
misma compartiendo experiencia y aprendizaje; de esa forma se teje el pensar
político anclado en la localía como una herramienta fundamental en la vida
comunitaria, entramado que funciona como una mamushka en donde una política
más amplia, mayor, contiene a otra política de carácter menos
profunda, menor, así se origina el arraigo territorial que es fundamental en la
política municipal.
La faz negativa
de éste tipo de política territorial es que quien se pone en el centro de la
escena se arraigue al poder y caiga en un bonapartismo anclado en una base
electoral cautiva ya sea por consentimiento o por rigor (pan o garrote).
A modo de cierre se puede sostener, sin hesitación alguna, que las organizaciones que enervan políticas territoriales luchan por mejorar las condiciones de vida, tratando de tener una mayor participación en las políticas públicas desde y para sus territorios.
El anclaje socioterritorial en lo social, cobra importancia para la democratización de la comunidad. Se trata de construir nuevos espacios públicos a nivel local, a partir de la praxis organizacional comunitaria. Se concluye que la construcción de espacios públicos institucionalizados servirá de paradigma para el pleno ejercicio de la política anclada en lo socioterritorial.-