“Y aquí ¡Gracias a Dios!
Uno no cree en lo que oye”
Por Sergio Gomez
Existe un periodismo de investigación y un periodismo de guerra. Quien se decida por el primero irá en busca de la verdad y aunque en su tránsito se encuentre atrapado por infinitos subjetivismos, lo que sea que venga estará dispuesto a aceptar. Quien se decida por el segundo emprenderá el primer sacrificio del combate total; entrará en el terreno de la transmutación de los valores, de sus valores, ¡Homo homini lupus! (“El hombre es el lobo del hombre”) rugirá Hobbes, ¡retornamos al estado de naturaleza precivilizatorio!
De las sangrientas reyertas y el recuerdo borroso del cadáver hediondo de la Verdad, abatida por crímenes de guerra, darán testimonio extemporáneo compungidos sobrevivientes. Y la Justicia, flamante prisionera de guerra, finalmente liberada de su oscura mazmorra en tiempos de prescripción.
Quien decide el terreno donde se libra la batalla presiente la proximidad de la victoria. Una suerte de desplazamiento bélico comunicacional se produce entonces hacia el espacio de lo jurídico. Sigiloso ¡Carl Von Clausewitz se ha convertido en editor! Un Lawfare recorre Latinoamérica; el arte de la guerra por otros medios no clásicos aunque sí furibundos. Trillado sendero ya recorrido en épocas del fuero antisubversivo, del Camarón de los años ´70, preludio necesario de la aniquilación del otro; deshumanización, constitución procedimental del objeto de repudio y por tanto del objeto de represión. Y aun cuando esta fuera una técnica añeja, un curioso atavismo la devuelve al presente con inusitado protagonismo en el escenario político.
La última tecnología bélica no provino de la fisión nuclear; ha resultado de la meticulosa operación mediático-judicial. Unidad del proceso judicial con su conjunto de reglas, tiempos y recursos articulado con la noticia polémica, el zócalo temible y el morbo represivo de encarcelar en vivo a los intrépidos que alguna vez osaron enfrentar al nuevo Leviatán. Show, pero también disciplinamiento político. Mentira, pero también construcción de la verdad; de la post verdad. La verdad del Poder, la verdad mercantil de los eternos concentradores de riqueza que desfavorece a los condenados de la tierra.