Veamos ahora el relato de los protagonistas
de aquella historia.
John
William Cooke, padre del peronismo revolucionario, exiliado en Cuba, había
convencido al Che Guevara, de que ningún proyecto revolucionario podía ser
viable en la Argentina sin el apoyo del general Perón, quien era idolatrado por
los sectores populares y por la mayoría de los poderosos dirigentes sindicales
de su país, además de ser la indiscutida conducción del movimiento político más
numeroso. Para Perón, el Che podía ser parte de su estrategia de manejo de un
dispositivo de conjunto. Sobre todo, porque para Perón, y para los peronistas,
la revolución cubana no es importante porque sea socialista sino porque es una
revolución de emancipación nacional. Mientras, para el Che, las masas de
trabajadores lideradas por Perón eran el sujeto real de cualquier proyecto
revolucionario para América del Sur. Por otro lado, si para Perón el Che era
"el más grande revolucionario de América", para el Che, Perón era un
líder popular antiimperialista y latinoamericanista. No puede haberle pasado
imperceptible el acuerdo del ABC que Perón había firmado en 1951 con Chile y
Brasil, acta fundacional y rumbo concreto de la integración y presumiblemente
una de las principales causas de su derrocamiento.
¿El Che antiperonista? Combatiendo el capital y los mitos
Del Che, se ha dicho mucho hasta ahora. Por la importancia que ha adquirido su figura en el mundo y ha crecido con los años no solo el mito, sino también el símbolo revolucionario de una figura joven, en un capitalismo que continua con sus crisis inherentes sin poder dar salida a los problemas de las sociedades modernas, teniendo en cuenta este cuadro, es que sus máximos enemigos, al no poder derrotarlo, debieron buscar la forma de asimilarlo, de domesticarlo, cosificarlo y de transformarlo en un “afiche” un fetiche de la mercancía que se extiende por todo el mundo.
En el año 1955, Guevara –que estaba en México- dio muestras
escritas de su posición contraria a las acciones terroristas y golpistas del
anti-peronismo.
Hecho 1: Carta a su madre “Querida vieja: Esta vez mis temores se han cumplido, al parecer, cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí la reacción no se hizo esperar: todos lo diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso dictador; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425 millones de dólares que ahora podrían sacar de la Argentina; el obispo de México se mostraba satisfecho de la caída de Perón, y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta; mis amigos y yo no; ......Te confieso que la caída de Perón me amargó profundamente, no por él, por lo que significa para toda América, pues mal que te pese y a pesar de la claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo está en el norte. Para mí, que viví las amargas horas de Guatemala, aquello fue un calco a distancia, Tal vez en el primer momento no verás la violencia porque se ejercerá en un círculo alejado del tuyo. "Quien sabe que será mientras tanto de tu hijo andariego. Tal vez haya resuelto sentar sus reales en la tierra natal (única posible) o iniciar una jornada de verdadera lucha”. Guevara se comunicaba con su madre desde México, las misivas fueron escritas días después del derrocamiento el 16-9-1955. (Galasso 80,2006).
Hecho 2: En carta a la madre del 20 de junio de 1955 (cuatro días después del salvaje bombardeo a la Plaza de Mayo que había dejado medio millar de muertos), Guevara se adelanta a los tiempos, califica a esos "mierdas de los aviadores que después de asesinar gente a mansalva se van a Montevideo a decir que cumplieron con su fe en Dios", y se refiere también a los dirigentes civiles de ese intento de golpe de estado afirmando que "tirarían o tirarán -que todavía no se aclaró todo- contra el pueblo a la primera huelga seria.... matarán a cientos de "negros" por delito de defender sus conquistas sociales y La Prensa dirá muy dignamente que es ciertamente muy peligroso que trabajadores de una sección vital del país se declaren en huelga". Y agrega: "la Iglesia tuvo muchísimo que ver en el golpe de estado del 16, y también tuvieron que ver con eso "nuestros queridos amigos" (citando a los norteamericanos), cuyos métodos pude apreciar muy de cerca en Guatemala".(Galasso,82. 2006).
Hecho 3: Otra carta es dirigida a: “Querida Tita: ...Desde aquí no se puede decir nada en absoluto, pero el unánime júbilo de Estados Unidos y los católicos, sumado a las declaraciones de la nueva junta y el hecho de que todos eran militares, está dando una idea de lo que será esta nueva liberación. Con todo el respeto que me merece Arbenz (totalmente diferente a Perón desde el punto de vista ideológico) la caída del gobierno argentino sigue los pasos de Guatemala con una fidelidad extraña…”. Estaba fechada el 24-9-1955; días después del derrocamiento de Perón. Tita Infante era una amiga del Che residente en Buenos Aires. (Galasso,85.2006).
Hecho 4: Nueva carta: “Mi muy querida Tiíta:… Como te imaginarás, el gusto que tendrás vos frente a la caída del tirano es exactamente inverso al que siento yo, será tal vez por un innato deseo de que me tengan el bozal bien firme y me den una sobadita de lomo de vez en cuando. Yo no sé bien por qué será, pero sentí la caída de Perón un poquito. La Argentina era una ovejita gris pálido, pero se distinguía del montón: ahora ya tendrá el mismo colorcito blanco de sus 20 primorosas hermanas; se dirá misa con mucha asistencia de agradecidos fieles, la gente bien podrá poner en su lugar a la chusma; los norteamericanos invertirán grandes y beneficiosos capitales en el país, en fin, un paraíso. Yo francamente no sé porqué, añoro el color gris de la ovejita...". Guevara fecha la misiva en México, el 7-10-1955 y se la dirige a su tía Beatriz.(Galasso, 86. 2006).
Hecho 5: En un discurso expresa Guevara: “…Todo es parte de una sola lucha y es verdad cuando el imperialismo nos llama con un denominador común, aun cuando uno se reconozca comunista, o socialista o peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios… En Cuba la revolución la hizo el 26 de julio: Fidel con su puñado de locos como yo, no lo ideólogos del comunismo. Y en la Argentina, las masas obreras saborearon por primera vez algo del poder gracias al loco de Perón y en contra de los comunistas".
Estos hechos citados, han sido y son sagazmente ocultados por las diferentes corrientes ideológicas argentinas. Es que el pseudo-progresismo o izquierdismo es proclive y se siente a gusto desde una posición abiertamente anti-peronista. En ello el grueso de la “intelectualidad” ha sido coherente y consecuente. Mientras algunos intelectuales han realizado una revisión de la historia, del presente y de sus pensamientos, acercándose al peronismo, otros prefirieron el facilismo y el des-compromiso. Y al no poder entender ni al peronismo ni mucho menos a Guevara, decidieron recurrir a la negación de la existencia. Borran la historia. Hacen desaparecer los hechos.
En ese sentido, el propio Che sufrió similares padecimientos. Tanto es así que en Bolivia los izquierdistas defensores de la política internacional de la llamada “guerra fría” y de subordinación “revolucionaria” a Moscú, terminan por aislarlo, por dejarlo solo; sin recursos, sin ayudas, sin comunicaciones. Su lógica captura fue la consecuencia clara de no contar con un verdadero apoyo –como le habían prometido-, porque el compromiso y el idealismo guevarista superaba la escueta miradas de los burócratas políticos. Es así que cuando la CIA detecta que el Che habría entrado en Brasil en setiembre de 1966, a partir de allí se pone en alerta a todos los gobiernos de la región: Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia. Los militares argentinos de máximo rango tenían miedo que el Che quisiera instalarse en el monte de Tucumán.
Tanto el Che como Perón se han expresado en forma escrita
(además de los hechos a analizar, entender e interpretar) respecto al peronismo
y al Che, respectivamente. Existen documentos que las izquierdas y las derechas
esconden.
OPINIÓN 1: En la exhibición del oportunismo, un personaje
antinacional y antipopular de Argentina quiso aprovechar la gesta
revolucionaria del Che en Cuba. Fue el marino Isaac Francisco Rojas, quien luego
de producido el triunfo libertador y revolucionario de Fidel, el Che y
Cienfuegos expresó: “El Éxito revolucionario es un triunfo que traerá la
alegría no sólo a Argentina, sino también a toda América y a todo el mundo
libres” (diario Buenos Aires Herald, 03-01-1959). El marino, que fuera uno de
los máximos responsables del golpe de 1955 y se convirtió en uno de los crueles
exponentes de las persecuciones, torturas y fusilamientos, pretendió igualar su
accionar terrorista, con el de la Revolución cubana.
OPINIÓN 2: Posteriormente fue el turno del escritor Ernesto Sábato, que dirige una carta al Che, a La Habana. Buscó igualar la autodenominada “revolución libertadora” de 1955 en Argentina, con lo ocurrido en Cuba. Pretendió darle el mismo carácter político y “libertador” a la dictadura de Lonardi-Rojas-Aramburu (que él apoyaba y de la que fue funcionario), que la lucha revolucionaria cubana, contra la tiranía de Fulgencio Batista. Ante tamaña muestra de falta de escrúpulos y de mediocridad histórica, es el propio Guevara el que se encarga de contestarle a Sábato y de poner las cosas en claro. En la respuesta le dice al ex-comunista argentino (adherente a la tiranía aramburiana y años más tarde de la dictaduras de 1966 y 1976): “…Sería difícil explicarle porqué “esto” no es revolución libertadora; quizás tendría que decirle que le vi las comillas a las palabras que Ud. denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquella palabra con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado. Y, como yo, éramos todos los que tuvimos participación primera en esta aventura extraña y los que fuimos profundizando nuestro sentido revolucionario en contacto con las masas campesinas, en una honda interrelación, durante dos años de luchas crueles y de trabajos realmente grandes. No podíamos ser “libertadora” porque no éramos parte de un ejército plutocrático sino éramos un nuevo ejército popular, levantado en armas para destruir el viejo; y no podíamos ser “libertadora” porque nuestra bandera de combate no era una vaca, sino, en todo caso, un alambre de cerca latifundaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestro INRA. No podíamos ser “libertadora” porque nuestras sirvienticas lloraron de alegría el día que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente “Country Club” que es la misma gente “Country Club” que Ud. conociera allá y que fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo. Aquí la forma de sumisión de la intelectualidad tomó un aspecto mucho menos sutil que en la Argentina. Aquí la intelectualidad era esclava a ciegas, no disfrazada de indiferente, como allá, y mucho menos disfrazada de inteligente; era una esclavitud sencilla puesta al servicio de una causa de oprobio, sin complicaciones; vociferaban, simplemente. Pero todo esto es nada más que literatura. Remitirlo a Ud., como lo hiciera Ud. conmigo, a un libro sobre la ideología cubana, es remitirlo a un plazo de un año adelante… En la Sierra Maestra, un dirigente comunista que nos visitara, admirado de tanta improvisación y de cómo se ajustaban todos los resortes que funcionaban por su cuenta a una organización central, decía que era el caos más perfectamente organizado del universo. Y esta Revolución es así porque caminó mucho más rápido que su ideología anterior. Al fin y al cabo Fidel Castro era un aspirante a diputado por un partido burgués, tan burgués y respetable como podía ser el partido radical en Argentina…” (La Habana, 12-4-1960). El Che deja perfectamente en claro que los “libertadores” argentinos no tienen nada que ver con ellos. Con una claridad justa y precisa, le explica a Sábato en qué lugar se sitúa su pensamiento político y dónde está el del escritor. El Che integra “un ejército popular”, “las masas campesinas” y “nuestras sirvienticas”. Del otro lado –del de Sábato- está el “ejército plutocrático”, la “gente Country Club”, “sus compañeros de odio contra el peronismo”, la intelectualidad “disfrazada de indiferente” y “de inteligente.(Calica Ferrer,2007)
Resulta entonces oportuno disipar algunos equívocos acerca de su posición respecto del peronismo, pues agrupaciones de izquierda se preocuparon durante muchos años por ofrecer la imagen de un "Che" antiperonista. Otros, intentaron apropiárselo mostrándolo como lo más opuesto a las luchas de los trabajadores peronistas. Varias eran las facetas que podían rescatarse en la lucha del Che: su humanismo revolucionario, el planteo del "hombre nuevo" su concepción latinoamericanista, su antiimperialismo, su posición antiburocrática y su participación en la lucha armada que llegó a la victoria en Cuba. Pero de todas ellas, sólo se tomó la última y el poster del Che, se multiplicó en las habitaciones de los adolescentes de clase media. Hubo, es cierto, quienes lo emparentaron, como ejemplo revolucionario, con Evita, pero a condición de considerar a Perón como a un simple militar.
La inoperancia y la impotencia de las izquierdas tradicionales, así como el trotskismo tergiversado– favorecieron la reducción de la figura del Che a la del guerrillero que menospreciaba o descalificaba a los movimientos nacionales y populares. En el caso argentino, se llegó a oponerlo lisa y llanamente a movimientos como el peronismo.
En sus dos viajes por América Latina, el Che encontró latinoamericanos que le hablaban bien de Perón y Evita y a medida que comprendió la necesidad de la lucha antiimperialista comenzó a valorar lo realizado en la Argentina por el peronismo.
No es casualidad tampoco que con el triunfo de la Revolución en Cuba, denomine "Descamisados" a su escuadrón, ni que sostenga "que en Cuba los únicos privilegiados deben ser los niños", repitiendo literalmente la frase de Perón. Tampoco es casual su amistad con John W. Cook y su propuesta de que Perón pase a residir en Cuba. En este sentido, hay quienes perjuran que llegó a visitarlo a Perón en España y que le dio apoyo financiero para su regreso a la Argentina. También les envía a sus padres "un abrazo del tamaño del monumento al descamisado.
Los encuentros de Madrid
El hecho no figura en las biografías de ninguno de los dos
personajes en cuestión y siempre se manejó como una hipótesis.
Según detalla Roberto García Lupo, en su obra “Últimas noticias de Fidel Castro y el Che” existieron por lo menos dos encuentros entre el general Perón y el comandante Guevara. No es esta una presunción infundada. Incluso hay fuentes consistentes que relatan el encuentro cara a cara de los dos, en 1964.
A su regreso a La Habana de una gira por países africanos, Guevara, Ministro de Industria, hizo escala en Madrid entre el 17 de marzo y el 17 de abril de 1964. El testigo del encuentro fue Julio Gallego Soto, contador, hombre de confianza de Perón en asuntos comerciales, quien cuando, años más tarde, vio que su vida estaba en peligro, eligió como depositario de su testamento político a su colega el contador Alberto T. López. Este declaró en la causa judicial abierta por el secuestro y la desaparición de Gallego Soto en 1977, a manos de la dictadura genocida. López, a su vez, le relató el episodio.
A fines de abril de 1964, Gallego Soto estaba acostándose para dormir en su lujosa habitación del hotel Plaza de Madrid, frente a la emblemática fuente de Cibeles, cuando oyó golpes en la puerta. Al abrir encontró a un desconocido que, con mucha precaución y en susurros, le entregó un mensaje manuscrito de Perón. En él le pedía que acudiera de inmediato a su residencia de Puerta de Hierro. Gallego Soto dedujo que se trataba de algo importante, dado lo avanzado de la hora.
Encontró a Perón rodeado por personas con uniformes verde olivo. Casi todos eran barbudos, y Perón parecía pasarla muy bien con ellos, porque hablaban en voz alta y se reían a carcajadas. Gallego Soto los identificó como cubanos. Después, Perón se puso serio y le dijo que lo había convocado "para una tarea que requiere una gran reserva y una buena administración". El General pensaba que era el hombre para la función "por lo mucho y bien que lo conozco".
Gallego Soto se enteró entonces de que se trataba de administrar varios millones de dólares del fondo de Liberación, el organismo que Guevara había creado para apoyar a los movimientos revolucionarios en América latina. Fue entonces cuando Perón se dirigió a alguien que había permanecido en la oscuridad. "Para mi sorpresa, vi aparecer a un sacerdote capuchino que había estado presenciando la escena anterior y que, al alzar la pantalla de luz, resultó ser el mismísimo Che." (Garcia Lupo. 2007)
Gallego Soto aseguró a López que había rechazado la propuesta "a pesar de que no era fácil negarse a los pedidos del Viejo", pero algunos indicios demostrarían que no fue así. García Lupo constató que el 26 de octubre de 1964 el encargado de negocios de la embajada cubana en Madrid, Ramón Aja Castro, había otorgado una visa a Gallego Soto para llevar adelante una negociación en el Ministerio de Comercio Exterior de Cuba con el fin de colocar un importante embarque de maíz argentino. El beneficio de esa operación seguramente tendría como destino financiar el acuerdo de Puerta de Hierro. García Lupo también cita las memorias de Jorge Serguera, el Comandante Papito, quien afirma que “el Che me ordenó pasar por Madrid y entrevistarme con Juan Domingo Perón”. Según Serguera, Guevara le dijo: “Dile que nosotros estamos dispuestos a ayudarle”. Embajador de Cuba en Argelia, Papito pasó por Madrid y se vio con el General. Anotó el cubano que “aunque no se lo pregunté, estaba seguro de que el Che nunca había hablado personalmente con Perón y, sin embargo, la circunstancia subrayaba un conocimiento”. En su encuentro, Serguera le ofreció instalarse en Argel como paso previo a mudarse a La Habana. Al parecer, circularon maletines con dinero para afianzar la “organización política interna” de Perón. Serguera era un hombre de máxima confianza del Che. “Los fondos para la liberación”, dinero cuyo intermediario debió haber sido Gallego Soto, siguieron girando mientras vivió Guevara. Para Papito, “el único que puede saber esto es Fidel”.
Philip Agee, el espía norteamericano que llevó un diario de su actividad en Uruguay, escribió el 21 de marzo de 1964: "La estación [de la CIA] en Montevideo ha organizado varias operaciones fructíferas contra objetivos peronistas en Uruguay, a través de las cuales se ha podido descubrir el apoyo que prestan los cubanos a los peronistas. Una operación de escucha contra el departamento del periodista peronista Julio Gallego Soto nos permitió descubrir la clandestina relación existente entre éste y el antiguo jefe del servicio de inteligencia cubano en el Uruguay". Una de las consecuencias del acuerdo entre el Che y Perón, siempre ducho en los aspectos económicos de la política, habría sido la habilitación de Villalón para comerciar con exclusividad el tabaco cubano en varios países de Europa.
El otro encuentro se produjo en 1966, Enrique Pavón Pereyra, el historiador peronista, referiría en sus últimos años que estaba en la quinta madrileña con el General cuando llegó Guevara de incógnito antes de la experiencia boliviana. El Che Guevara hizo escala en Madrid con el propósito de visitar otra vez a Juan Domingo Perón en su residencia de Puerta de Hierro, en esta oportunidad para pedir su colaboración, debido a que Fidel Castro, en el momento de partir Guevara y sus colaboradores de La Habana, le habría expresado sus dudas acerca del prometido apoyo por parte del Partido Comunista Boliviano, defección que luego se confirmaría y que sería una de las principales causas del fracaso y muerte del Che en tierras bolivianas. Una mañana muy temprano, serían más o menos las seis, a través de la ventana veo venir a un hombre extraño y le aviso a Perón. «Es el Che Guevara -me dice, ante mi sorpresa-; hágalo pasar»." En España gobernaba Franco y la situación de asilado del General no era muy cómoda, así que evitaba recibir abiertamente a políticos de izquierda, porque después venían las protestas y las amenazas de expulsión. Así sucedió, por ejemplo, cuando recibió al chileno Allende, entonces senador por el socialismo.
El Che estaba disfrazado, irreconocible, afeitado y casi calvo, con anteojos de marco oscuro y cristales algo ahumados. Iba de paso hacia Bolivia y pasaba por Europa porque, debido al bloqueo de Cuba, los viajes debían necesariamente conectarse con países socialistas. Durante la entrevista le contó a Perón su plan de insurgencia en el Alto Perú. Perón se mostró sorprendido y al principio no le creyó, o se hizo el que no le creía.
"Esto va en serio", dijo el Che, y dio los detalles de la operación. "Yo creo que Perón me hizo quedar al principio de la reunión para quitarle intimidad, porque comprendió que el Che venía a pedirle ayuda para una acción con la que el General no estaba de acuerdo. Después del encuentro, lo único que me comentó, como si hablara para sí mismo, fue: «Pobre Guevara, lo van a dejar solo...». Y tuvo razón, porque él también lo dejó solo..."
El líder del movimiento justicialista le negaría ayuda
poniendo énfasis en el asma de Guevara y en la inconveniencia de la humedad y
el calor de las selvas bolivianas para ese mal.
"Yo conozco bien la zona, porque allí cursé el segundo
año de la instrucción militar que hicimos en Brasil, en Bolivia y en
Chile", le dijo, y luego agregó con impostado dramatismo: "Disculpe,
comandante, que sea franco con usted, pero usted en Bolivia no va a sobrevivir.
Es contra natura. Suspenda ese plan. Busque otras variantes". Luego de
algunos segundos de silencio agregó, grave: "No se suicide".
Pavón Pereyra relata: "Entonces llegó el momento de
dejarlos solos. El General me ordenó que trajera yerba, agua caliente y un
mate. A los dos les gustaba matear. Cerré la puerta a mis espaldas y siguieron
conversando veinte minutos. Estoy seguro de que entonces se habló de lo que más
le interesaba al Che, y también estoy convencido de que Perón le dijo que no
estaba en condiciones de darle una ayuda formal del movimiento justicialista
mientras las acciones se desarrollaran en territorio boliviano, pues las
circunstancias no favorecían que comprometiera en una operación internacional a
un partido debilitado como el suyo, que debía enfrentar la proscripción a que
lo habían condenado las dictaduras militares de la Argentina. Cuando la acción
del Che se trasladara a territorio argentino, entonces podría contar con el
peronismo. Mientras tanto, prometió, no se opondría a quienes por voluntad
propia quisieran participar del foco boliviano".
Se despidieron muy cordialmente y el General lo acompañó hasta la calle. También me diría Pavón: "No sé si tiene que ver con esto que le conté, pero tiempo después Perón me mostró una foto de Cooke vestido de guerrillero cubano, porque él estaba exiliado en La Habana, y me comentó: «Este hombre ha dejado de ser peronista»". (Pavon Pereyra.2018)
Sólo la visión genial del estadista que había en Perón puede
haberle dictado aquella famosa carta de octubre de 1967 justo en el dia de su
cumpleaños es atrapado y asesinado el Che en Bolivia. Perón adivina la
dimensión que adquiriría la figura del Che después de su gesta heroica.
Enterado del asesinato del Che en La Higuera, Perón escribió desde Puerta de
Hierro: "Nos sentimos hermanados con todos aquellos que, en cualquier
lugar del mundo y bajo cualquier bandera, luchan contra la injusticia, la
miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados con todos los que con
valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con
la complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares títeres
del Pentágono mantienen a los pueblos oprimidos “Compañeros, con profundo dolor
he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos
que luchan por su liberación. Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la
figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha
muerto el Comandante Ernesto Che Guevara. Su muerte me desgarra el alma porque
era uno de los nuestros, quizás el mejor: un ejemplo de conducta,
desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción
en la justicia de la causa que abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje
que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir”. El punto de encuentro entre
el Perón de 1967 y el Che sobresale en este párrafo de esa carta: "Su
vida, su gesta, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes,
los jóvenes de toda América Latina". Es impresionante que Perón pudiera
mirar el futuro a la distancia, porque en esos momentos Guevara era resistido
por los sectores ortodoxos del Movimiento. Sin embargo, si alguna fracción del
peronismo hubiera querido crear un antagonismo, quedaba expresamente
desautorizado por el propio Perón.
“Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que
cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso,
deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma
en que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio.” Firmaba Juan
Domingo Perón, 24 Octubre 1967.
No se sabe si de verdad existieron dichos encuentros, aunque
hay referencias acerca de los mismos. Pero sin dudas, tanto Perón como el Che,
dominaron la escena política de la mitad del siglo XX y sus legados movilizan a
miles de militantes en el presente.
El héroe colectivo que es el pueblo, se mueve cuando el
objetivo es trascendente: la emancipación nacional, la soberanía popular, la
justicia social, el socialismo, la Nación Latinoamericana. Perón era
profundamente sanmartiniano y como el Libertador, sabía que "Sin ilusiones
ni ideales los pueblos no podrían vivir". Entendió que esa figura mítica
que sería más adelante el Che, contribuiría a exaltar de coraje a todo un
pueblo. El Che abrió un camino en la construcción del hombre nuevo, pero hubo
muchos compañeros que en nuestro país, en otros países de América Latina, en
África y Asia, entendieron que su tarea era entregarse por completo a la lucha
revolucionaria, abrir caminos, dar ejemplo, iniciar formas lo más creativas
posibles. Las dos guerrillas más importantes de Argentina que tuvieron de
rodillas en el periodo 70-73 a la burguesía y a los monopolios, habían
confluido aun con diferencias, unos Guevaristas el ERP y otros peronistas FAR y
Montoneros en un proceso revolucionario sin precedentes.
Lamentablemente la picardías de las izquierdas de café que
pretenden llevar agua a para su molino y desvían los impulsos de jóvenes que
sueñan una patria más justa. Tan graves como lo fueron también las picardías de
la derecha peronista que ocultó mucho tiempo la carta de Perón al producirse el
asesinato del Che. Han colaborado en la falsa idea de que Perón y El Che se
odiaban.
Hoy que Latinoamérica sufre los embates de una nueva
escalada neoliberal, que utilizando las
fackenews y el Lowfare se apoderan del estado para obtener impunidad y
garantizar sus utilidades en detrimento de las mayorías populares. Es
importante empezar a eliminar estos
malentendidos, como el del supuesto rencor entre San Martín y Bolívar para
colocar en un mismo camino a aquellos que –con matices o tácticas distintas–
jugaron un rol fundamental por lograr la liberación nacional y social, así como
la construcción de la Patria Grande y el hombre nuevo.
Bibliografía y citas:
(1) Perón Juan Domingo, “Latinoamérica ahora o Nunca” pág.
15 Ediciones Realidad política. Bs As, 1984
(2) Ernesto Guevara, 19 sesión 1299 de la asamblea general
de la ONU. 11 de diciembre de 1964.
80, 82, 83, 84, 85,86 citado en Galasso “El Che revolución
latinoamericana y socialismo” Ediciones del pensamiento Nacional. Bs As, 2006.
Calica Ferrer “De Ernesto al Che” editorial Marea. Bs As
2007.
GARCÍA LUPO, ROGELIO. ULTIMAS NOTICIAS DE FIDEL Y EL CHE.
Buenos Aires: Vergara, 2007.
Pavon Pereyra Enrique “Yo Peron” Editorial Sudamericana. Bs
As 2018.